Transcurría el año 63 a.C.
cuando Julio César fue elegido Pontífice Máximo, lo que suponía ser el
magistrado sacerdotal que presidía los ritos y ceremonias religiosas más
importantes en la antigua Roma. El nombramiento le daba derecho a vivir en la
Domus Pública, que no era otra cosa que una residencia situada en la Vía Sacra.
En aquella época César estaba casado con su segunda esposa, Pompeya Sila.