Extremadura, julio de 2021

 Era opinión en tiempos pretéritos que después de la Creación, nunca se había producido otro acontecimiento tan importante como el descubrimiento de América. Y muchos de los protagonistas de aquella gesta nacieron en estas tierras extremeñas que recorreremos acompañando a aquellos aventureros y guerreros que llevaron su nombre y el de sus pueblos al Nuevo Mundo. No obstante, tonterías de la muy traumada izquierda española, ya no vamos a desplazarnos por la "Ruta de los Conquistadores", ahora es la "Ruta de los Descubridores". Parece que aquellos combatientes no conquistaron nada para España. ¡Que se lo digan a Cortés, a Pizarro...! 

Extremadura es tierra de extremos duros, de tierras de lucha, de depredación, de zafras y quemas... Y aunque parezca una, los lugareños nos comentan que "Extremadura son dos, Cáceres y Badajoz". Lo vamos a comprobar.


01/ Viernes, 9 de julio: PAMPLONA – TRUJILLO – MÉRIDA

El desplazamiento ha sido muy tranquilo pero, como siempre, con algún que otro sobresalto en las paradas técnicas. Nos hemos visto obligados a descubrir e, inmediatamente, conquistar. En el madrileño pueblo de Boceguillas no hemos tenido otra ocurrencia que tomar un café y desbeber en la sede de la peña del Atleti de Bilbao. No nos han amedrentado y como buenos osasunistas nos hemos adueñado del local y achantado a la clientela. Todavía ha sido peor en Santa Olalla, en la provincia de Toledo. El local era de unos madridistas, del Real Madrid, hasta la médula. También hemos vencido, y por goleada. No obstante, hay que reconocer que los partidarios de los vikingos nos han invitado a una tapa de huevo relleno riquísima. Los de los vascos parecían, como sus independentistas amigos catalanes, nada de nada.

Al llegar a Trujillo, eran las 2 de la tarde, hemos pensado que lo propio era tapiñar antes de empezar una agotadora caminata a unos 35º. En el Mesón Cuzco, en la Plaza de San Miguel, hemos comido bien y barato, pero no lo que deseábamos. Resulta que del menú (a 10€) no había nada de lo que indicaba en un cartelón fuera del local. Así que han caído un revuelto de champiñones y unas albóndigas en lugar de las migas extremeñas y los huevos rotos que nos apetecían.

La visita a Trujillo nos ha resultado muy fatigosa, ya que son todo cuestas y hacía mucho calor: la localidad se alza en un promontorio granítico. Pero es una joya que parece un escenario medieval y el paseo que parte y acaba en la Plaza Mayor merece mucho la pena. Por cierto, el espacio está presidido por una estatua ecuestre de Francisco Pizarro, conquistador del Perú. Conquistador, no descubridor, Pizarro no encontró nada nuevo en tierras americanas, todo existía antes de su llegada. Así que las conquistó, no hacía falta descubrirlas.

Ya en Mérida nos alojamos en el Hotel Zeus, muy cercano a una de las zonas arqueológicas más importantes. Tras un descanso, comenzamos las visitas a los lugares históricos, hoy todos de origen romano. La Casa del Mitreo fue una mansión señorial junto al templo dedicado a Mitra, un dios de origen persa acogido por los romanos responsable de dar protección cuando había un ataque, cuando acogía a los fieles y castigaba a los infieles. Los Columbarios eran edificaciones funerarias ubicados extramuros de la población. No muy lejos, el elíptico Anfiteatro donde se programaban luchas entre bestias salvajes, condenas a personas para ser devoradas por las fieras, combates entre gladiadores, etc, ante 15000 espectadores. Mucho más selecto, el Teatro anexo probablemente se construyó para que las autoridades realizaran una eficiente propaganda de sí mismos y del modo de vida romano, tanto a través de la majestuosidad del edificio y su decoración como de los mensajes que desde su escenario se podían transmitir a los más de 5000 concurrentes que podían oírles. La historia se repite, obras faraónicas para propaganda de los políticos.




Como final, un paseo por Mérida, unas cervezas y un bocadillo enorme en el Mesón El Pestorejo situado en la Plaza de España. Mañana más, pero alcanzando los 44º de temperatura.


02/ Sábado, 10 de julio: MÉRIDA

Sin madrugar demasiado, tenemos mucho tiempo, cogemos el coche para dirigirnos hasta el Embalse de Proserpina. Conocida por los lugareños como la Charca, es el mayor pantano construido por los romanos en la Hispania (otro ejemplo magnífico, pero de menor tamaño lo tenemos en Navarra, en Andelos). Desde la balsa, se hacía correr el agua por una canalización de casi 10 kilómetros hasta ser encauzada en Acueducto de Los Milagros, nuestra siguiente visita. Esta obra de ingeniería hidráulica tenía una longitud de 825 metros con una altura de 25 en su punto más alto y 3 niveles de arcadas.


De nuevo en el centro de Mérida se nos habían hecho las 10 de la mañana y no habíamos desayunado. Encontramos un el bar Ararat, lógicamente llevado por un armenio, en el que además de degustar unas enormes tostadas de mantequilla con mermelada, estuvimos departiendo con el propietario sobre su país y sobre lo malísimos que son los turcos y los azerís de Azerbaiyán; los primeros por el holocausto entre 1915 y 1923, y los otros porque les quieren robar el territorio de Nagorno Karabaj. 

Cerca, nuestra entrada para el Complejo Monumental de Mérida nos daba derecho a inspeccionar la cripta de la Basílica de Santa Eulalia, la patrona de Mérida. La “cueva” no vale nada, y lo realmente interesante es el templo por el que cobran 2€ por la visita. Merece la pena por su estilo gótico muy elegante. Fuera de la iglesia, el Templo de Marte u Hornito de Santa Eulalia es el lugar donde se supone que sufrió martirio la Santa. Si en un principio estaba consagrado a Marte, y así figura en una lápida que todavía se conserva con el texto “consagrado a Marte por Vetila, mujer de Páculo”, en 1617 los cristianos, muy ofendidos grabaron otro mensaje: “Ya no a Marte, sino a Jesucristo, Dios omnipotente, máximo, y a su Esposa Eulalia, virgen y mártir, es a quien de nuevo se consagra este templo”.



Toca caminar todo el resto de la mañana. La siguiente parada es en el templo de Diana, la cazadora, absolutamente “inundado” por el Palacio de los Condes de los Cobos, del siglo XVI, en el que ahora se montado un pequeño centro de interpretación. Ya que el calor empezaba a golpearnos con rotundidad, nos tomamos a unas jarras de cerveza con limón para sobrevivir a la siguiente a la siguiente parada: la Alcazaba. Esta construcción arábiga no vale nada salvo ascender al paseo de ronda desde el que se tiene la mejor vista del Puente Romano, una maravilla de la técnica levantado en 25 a.C. que, con sus casi 800 metros de largo y sus 60 ojos, se trata del segundo más largo del Imperio Romano tras el puente sobre el Danubio (llamado de Trajano o también de Apolodoro) en Rumanía.



Ya eran las 2 de la tarde y decidimos comer en un chino llamado Pekin, ¡qué originales! ellos por el nombre y nosotros por entrar a un chino en Mérida. Bien y barato. Después, regreso al hotel para una siesta larga, pero con una rápida parada en el Circo Romano. Levantado en el 337, era enorme ya que tenía unas dimensiones de 403x96 metros y podía albergar espectáculos públicos para unos 30000 espectadores.

Para la tarde nos reservábamos las dos últimas visitas (a 41º a las 6 de la tarde). El Museo Nacional de Arte Romano es un edificio del arquitecto navarro Rafael Moneo, en el que entre 1981 y 1985 plasmó su peculiar interpretación de la elegancia y funcionalidad que distinguieron las construcciones romanas. Como no podía ser de otra manera, su colección es magnífica. Pero siempre hay un pero. Como buenos funcionarios a los que nadie aprieta en el trabajo, chaparon la librería y tienda de recuerdos una hora antes de la hora del cierre del museo. No pudimos acceder, y eso que teníamos ganas de hacerlo porque en toda Mérida no hemos encontrado un souvenir decente. A unos pasos, la llamada Casa del Anfiteatro alberga algunas ruinas de lo que fueron dos viviendas con sus cocinas, termas, mosaicos, etc.



Llegada la hora de tomar unas viandas, nos dirigimos al mismo lugar que la noche anterior, el Mesón El Pestorejo, donde nos hacemos con unos bocadillos de jamón ibérico extraordinarios. De camino, y sin querer, hemos encontrado el Arco de Trajano, del siglo I d.C. Hoy desnudo, muy austero, en la época de esplendor de Emérita Augusta debía estar forrado de mármoles y otros adornos.

A las 10:45 tenemos entradas para los Festivales de Mérida para ver “Antonio y Cleopatra” de Shakespeare, obra interpretada por la famosísima cantante y muy rogelia, Ana Belén. No me acabó de gustar: el lenguaje “shakesperiano”, los retrasos en el comienzo y tras el intermedio, la duración eterna de más de 2 horas y media de la que sobraba al menos 1 hora, la temperatura que a la hora de comienzo era de 40º y al acabar a las 2 de la madrugada de 28º, la mascarilla por el Covid-19, el aforo repleto pese a las supuestas restricciones, la falta de rigor histórico en algunos momentos y, también, la mala interpretación y nada natural de algunos actores… Además, se produjeron situaciones muy desagradables que el personal de Prosegur solucionó, como siempre, por la brava: expulsando a una señora entrada en años porque supuestamente estaba muy borracha y molestaba al personal de su alrededor, también a un señor que parecía que estaba hablando por teléfono. El calor era tan agobiante, que en el intermedio una persona sufrió un desmayo.





03/ Domingo, 11 de julio: MÉRIDA – ZAFRA – JEREZ DE LOS CABALLEROS – SALVATIERRA DE LOS BARROS – BADAJOZ

Nuestro objetivo de hoy era conocer algo la provincia de Badajoz. Sin madrugar mucho, en primer lugar nos hemos dirigido a Zafra, Conjunto Histórico-Artístico, en el que las guías indican que su casco antiguo es esplendido. La realidad es que solo dos espacios que están uno junto al otro, las Plazas Chica y Grande, merecen la pena. Únicamente llaman la atención sus casas encaladas que le dan un aire andaluz que le hizo ser bautizada como Sevilla la Chica.

También Conjunto Histórico-Artístico, Jerez de los Caballeros sí es una ciudad monumental, la más importante de la provincia tras Mérida. En un laberinto de callejas y cuestas que le dan sabor medieval, destacan especialmente la Iglesia del San Miguel con su impresionante torre barroca y el Castillo Templario, en el que perecieron degollados decenas de caballeros de la orden del Temple tras su disolución ordenada por el Papa Clemente V. En el almuerzo, en la Cervecería Jerez de la Plaza de España, hemos degustado un jamón ibérico espectacular.




Siguiendo la ruta que nos habíamos diseñado, nos dirigimos por unas carreteras inmundas a solucionar un capricho: comprar alfarería en Salvatierra de los Barros. Casi no lo conseguimos, de los cientos de alfareros de la localidad solo uno estaba abierto.

Y por último, una comida en Badajoz capital. La ciudad no es demasiado agradable de visitar, pero en la parte más alta, en lo que sería una acrópolis, destacan dos recintos muy interesantes. La Alcazaba conserva las murallas originales y algunas puertas y torres. Justo al lado, en la Plaza Alta unos soportales hacían de mercado y de escenario de fiestas y espectáculos. En la actualidad, es la imagen más característica de la ciudad con las Casas Coloradas, lógicamente pintadas de rojo.

Hemos comido en la misma plaza, en el restaurante Casona Alta. Cocina de calidad con un buen trato y un precio razonable para una tapa de risotto de hongos y foie, unos langostinos al ajillo y un solomillo de cerdo ibérico.

Tampoco resulta demasiado atractivo, aunque hoy en día no sea políticamente correcto comentarlo, encontrar por todas partes paredes ensuciadas con mensajes de colectivos LGTBI o similares.

A media tarde estábamos en el hotel Zeus en Mérida, para descansar un rato y salir a cenar cuando el calor, otra vez hemos llegado a 40º, deje de apretar tanto.


04/ Lunes, 12 de julio: MÉRIDA (FINCA DON TELLO DE LA GANADERÍA JANDILLA) – DOLMEN DE LÁCARA – CÁCERES

Nos despedimos de Mérida haciendo nuestras las palabras de Maximiliano Macías en su obra “Mérida Monumental y Artística (Bosquejo para su estudio), 1913”: Algunos de estos monumentos elévanse todavía mutilados y medio desechos; restos de otros surgen por dondequiera, al menor movimiento del terreno que los ocultaba; y muchos de ellos aún yacen enterrados bajo la Mérida moderna y asombrando cualquier golpe del pico dado al azar; sus esqueléticos componentes, cual si demandaran una mano piadosa que acabe de liberarlos de la afrenta a que vienen condenados por la incultura de los tiempos.

No somos nada sanfermineros. De hecho, cada año que se celebran las fiestas de San Fermín huimos de Pamplona lo más lejos que podemos. Sin embargo, cada mañana que el programa de actividades en el extranjero nos lo permite, o en RTVE a la carta, nunca dejamos de ver el Encierro. Hace ya mucho tiempo que dejé de ir a tomar fotos desde la barrera que me asignaban en Foto Mena, que era la empresa que colaboraba con el Diario de Navarra obteniendo imágenes en todos los tramos de la carrera. La carrera se convierte en un espectáculo tan peligroso que ha dejado 16 muertos a lo largo de su historia. El último, un joven madrileño de 29 años llamado Daniel Jimeno Romero, fue empitonado en el cuello entre Telefónica y el Callejón por el morlaco Capuchino de la ganadería Jandilla el viernes 10 de julio de 2009. 

Otro Jandilla vapuleó al famosísimo corredor Julen Madina, el guipuzcoano que se creía el propietario del Encierro, el 12 de julio de 2004. El toro Triguero le cosió a cornadas, hasta en 5 ocasiones en la entrada del Callejón. Fueron 22 angustiosos segundos a merced de las astas que le llevaron a ser operado de urgencia en la enfermería de la Plaza de Toros pero que, por desgracia, no le impidieron volver a campar a sus anchas en “su zona”, poniendo en serios aprietos a otros corredores, en años posteriores.

La visita a la Fica Don Tello, en la que la ganadería Jandilla tiene los toros que se van a lidiar durante la temporada es impresionante. Antes de empezar, la vida es un pañuelo y nosotros somos los mocos, nos hemos juntado 3 grupos de Pamplona y, además, una chica era hija de Aramendía, amigo de nuestro difunto padre. Hemos tenido la oportunidad, parece que casi nunca pasa, de ver tres correderas de toros, también como colocaban una funda en el cuerno izquierdo a un burraco que la había perdido y que hubiera sido toreado en Pamplona en estos días, y hemos accedido a tres cercados en los que estaban separados los morlacos destinados a las corridas de este año de Sevilla, Nimes y Madrid. Hemos tenido a los bichos a menos de un metro, casi daban miedo, aunque estábamos montados en un Land Rover; los hemos contemplado corriendo en libertad, guiados por caballos y perros, en sus ejercicios matutinos, etc… Al final, casi 550 fotografías en 3 horas. ¡Una gozada!









Cambio de tercio. De ver unos toracos impresionantes a, camino de Cáceres, acercarnos a un monumento prehistórico impresionante: el Dolmen de Lácara. Los dólmenes son estructuras funerarias colectivas construidas entre el IV y el III milenio antes de cristo, se ubican habitualmente cerca de los asentamientos de aquella época, asociados a lugares con idoneidad para las actividades de subsistencia de los clanes: la caza y la pesca. Estas construcciones se realizan mediante la colocación de grandes piedras trabajadas formando estructuras que después son recubiertas con una colina artificial formada de tierra y piedras de menor tamaño. Grandes piedras, también llamadas ortostatos, son dispuestas verticalmente para formar las paredes; la cubierta se realiza mediante la colocación de lajas horizontales dándole a la construcción una techumbre plana. El Dolmen del Prado de Lácara es un sepulcro megalítico, tumular, de corredor, con anillo perimetral, que se encuentra rodeado y medio enterrado por un túmulo, un montículo postizo de forma elíptica. Está formado por ortostatos de gran tamaño hincados para formar las paredes de la galería del corredor y la cámara funeraria, conserva intacta la piedra de cierre de la entrada del corredor. El conjunto estaría cubierto por un túmulo formado por tierra y piedra, actualmente conserva el anillo perimetral destinado a contener la tierra del montículo y delimitar el espacio funerario, dando así más consistencia y entidad a la estructura.


Ya en Cáceres, nos hemos instalado en nuestro apartamento (La Casa de la Abuela) en la calle del conquistador, no descubridor, Francisco Godoy y hemos dado una vuelta para hacer la compra para cenas y desayunos y para tomarnos una jarra de cerveza con limón en la Plaza Mayor.



Francisco de Godoy Aldana fue un conquistador español, nacido en Cáceres (1505-1564), que sirvió a las órdenes de Francisco Pizarro en la conquista del Perú. Llegó a ser alcalde de la ciudad de Lima entre 1536 y 1542. Aunque no demasiado conocido, participó de manera activa en la toma de tierras americanas, logrando reunir un tesoro importante. Volvió a su ciudad natal para disfrutar de la buena fortuna hasta el final natural de sus días. Frente a nuestro apartamento se encuentra el palacio que mandó construir con las ganancias de sus andanzas por tierras americanas.




05/ Martes, 13 de julio: CÁCERES

El día de hoy estaba dedicado por completo a la zona monumental de Cáceres. Antes de empezar a callejear, hemos empezado por dos museos: el Museo de Cáceres y el Centro de Artes Visuales Fundación Herta de Alvear.

En la Casa de las Veletas, el Museo de Cáceres alberga colecciones de Arqueología, Etnografía y de Bellas Artes. Pese a que dispone de alguna obra pictórica de interés, la joya de la entidad es el aljibe hispanomusulman, probablemente el mejor de la península, aunque no se acerca ni de lejos ni de cerca a la Cisterna Basílica de Yereban (el "palacio sumergido") de Estambul.

En 1967, Helga de Alvear, una suiza que se casaría con el arquitecto español Jaime de Alvear, compraba su primera obra de arte y, sin sospechar la dimensión que este acto adquiriría en el futuro, daba inicio a una actividad que se ha mantenido hasta la actualidad, ganando en pasión, profesionalidad y tenacidad. Tres cualidades que le han permitido reunir la más importante colección privada de arte contemporáneo internacional de España y una de las más importantes de Europa. Sin pretender reconstituir la historia del arte reciente o los movimientos que la estructuran, Helga de Alvear ha ido adquiriendo obras que, independientemente de su autor, le interesan por los avances artísticos que representan, porque van al encuentro de sus intereses o porque constituyen un reflejo conceptual o metafórico del mundo en que vivimos. Más de tres mil obras integran en la actualidad la Colección Helga de Alvear. Sin embargo, la colección no se concibe como un conjunto cerrado y definitivo. Al contrario, permanece en constante crecimiento para responder a ese deseo de acompañar el desarrollo del arte contemporáneo. Sin embargo, aunque el la colección está dedicada al arte moderno, sin duda lo mejor son los grabados de Goya.


Vagabundear por las callejas de la zona monumental de Cáceres es fantástico: palacios, casonas señoriales, iglesias, la Catedral… Teníamos especial interés en la Iglesia de San Francisco Javier, nuestro santo patrón de Navarra. De origen barroco, del siglo XVIII, y con su cabecera orientada hacia occidente, destacan sendas torres, una a cada lado, de planta cuadrada y de mampostería y sillería en sus ángulos. Sobre la puerta principal, decorada con 2 pares de columnas en cada lado, se eleva una hornacina con la imagen de San Francisco Javier y justo encima de él, un escudo de la corona real de Castilla y León, todo esto rematado por un frontón partido. Tiene planta de cruz latina, con capillas laterales comunicadas por pasadizos y un crucero cerrado por una cúpula con linterna. Al frente, se puede observar un retablo dorado que porta un cuadro que representa un milagro de San Francisco Javier, obra de Paulus Manhei. A los laterales nos podemos encontrar con varias capillas, y desde sus torres se disfrutan unas vistas magníficas de la ciudad. Hoy en día el templo está cerrado al culto, y la llevan los Hermanos de la Preciosa Sangre (este el nombre como es conocida la iglesia en Cáceres). Han montado una exposición horrible con Belenes de todo el mundo y reproducciones de imágenes religiosas. Es posible que el único ser que entendiese la muestra fuera un perro que la estaba visitando. ¡Un perro en una iglesia! 



La cercana Concatedral de Santa María, de estilo romántico de transición al gótico y con algunos elementos renacentistas tiene dos portadas góticas: una de ella se conoce como la del Evangelio y se encuentra frente al Palacio Episcopal, y porta una imagen moderna de la Virgen. La otra es conocida por la portada de los pies, con canecillos románticos en la cornisa presenta el escudo de Orellana. La basílica tiene una torre coronada por cuatro flameros. A sus pies se encuentra adosada la estatua de San Pedro de Alcántara (1954), obra del escultor extremeño Enrique Pérez Comendador. Con una planta rectangular más una prolongación semi poligonal de la cabecera, está dividida en tres naves separadas por pilares cruciformes. Dispone de un retablo de estilo plateresco, obra de Roque balduque y Guillén de Ferrant, esculpido sobre madera de cedro.



Tras un paseo y unas cervezas en la Plaza Mayor, donde un grupo de 40 niños estaban jugando al pañuelo, nos retiramos a casa a prepararnos una comida y descansar un rato. Por cierto, no nos podemos explicar la razón por la que el bar en el que hemos tomado las birras no lo ha cerrado ya el gobierno socialista de la Junta de Extremadura presidido por Guillermo Fernández Vara: se llama “El Requeté”.


06/ Miércoles, 14 de julio: GUADALUPE

Mis anteriores visitas al Monasterio de Guadalupe, Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad, siempre me habían deparado momentos de hondas satisfacciones. Este año no. En aquellas, se podía deambular por libre por el cenobio, ahora es obligatoria la compañía de una guía y fraile. La primera nos hablaba como si fuéramos subnormales, el segundo hacía de policía para que no se pudiera tomar fotos en lugares prohibidos. En tres cuartos de hora, a la una del mediodía (hora y 20 minutos de espera), nos condujo por el claustro mudéjar y su templete, la sacristía con cuadros de Zurbarán, el relicario tesoro con una exposición de objetos procesionarios, el museo de los libros miniados (de minio, no de miniatura, por estar decorados por pigmentos obtenidos de un mineral llamado minio) y el museo de bordados y telas. Muy poco tiempo, muy apretado y muy mal relatado por la cicerone.



A continuación, ya sin la guía acompañante “el visitante podrá subir gratuitamente al Camarín y Trono de Nuestra Señora”, que tiene lienzos de Lucas Jordán y Pedro José de Uceda, además de las esculturas de las Ocho Mujeres Fuertes de la Biblia. ¡Mentira! En Guadalupe deben ser machistas ya que no nos permitieron aproximarnos al lugar en la que se encuentran esas mujeres poderosas.


La razón podría ser, como malos trabajadores y con bastante poca vergüenza, que tenían mucha prisa en marcharse, ya que cerraban a las 2 de la tarde, 10 minutos después de acabar el recorrido. Tampoco se podía ir a los servicios en ese momento, ya que estaban clausurados. Según el tremendamente desagradable trabajador de la anexa tienda de recuerdos el cierre era por “motivos de seguridad”. En el Monasterio de Guadalupe es muy peligroso orinar cuando se acerca la hora la chapar, si se mea cuando el empleado no tiene prisa por escapar de su puesto no hay ningún problema para salir ileso de la operación.

Antes de volver a Cáceres comimos en la Posada del Rincón Jordá-Bautista, en la Plaza de Santa María de Guadalupe, frente al Monasterio y a una Fuente elaborada reciclando, durante la Amortización de Mendizábal, la pila bautismal del propio monasterio. En ella fueron bautizados en 1496 como Cristóbal y Pedro los dos indios que trajo Colón al regreso de su segundo viaje a América. La comida no podía ser otra que migas extremeñas y morcilla de Guadalupe, elaborada con cerdo y berza y demasiado picante. 




07/ Jueves, 15 de julio: LAS HURDES – SIERRA DE GATA – CORIA

Hoy vamos a visitar eso que algunos llaman estúpidamente la España Vaciada: la comarca de las Hurdes y la Sierra de Gata. También daremos un paseo por Coria, intentando encontrarnos con el tonto.

Con la película "Tierra sin pan" de Luis Buñuel (1932) en la que se denunciaba la dura situación de la comarca, las Hurdes se convirtieron en el paradigma del atraso del medio rural en España. Franco por primera vez, y su ministro Fraga por segunda, pusieron en marcha planes de desarrollo que no consiguieron el éxito deseado. Es en la década de 1990 cuando llega el turismo y se produce una cierta revalorización de la zona, pero la situación actual de Las Hurdes sigue siendo difícil y la pérdida y el envejecimiento de la población su principal lastre. Hemos dado unas vueltas por Pinofranqueado, Caminomorisco, Nuñomoral y Casares de las Hurdes. Mal, son unos pueblos que no tienen nada atractivo, y las viviendas que supuestamente habría hace unas décadas han sido sustituidas por otras modernas totalmente despersonalizadas.




Desde Casares de las Hurdes el GPS nos ha “guiado”, por llamarlo de alguna manera, por carreteras infernales y caminos de cabras sin casi asfaltar (se nos han cruzado 3 ciervos delante del coche) hasta la Sierra de Gata. Ha sido 1 hora y 40 minutos para un desplazamiento de unos 55 kilómetros.


 Aunque no ha merecido la pena, por fin hemos llegado a Robledillo de Gata, una pequeña localidad declarada Conjunto Histórico Artístico. Bañada por el río Árrago, vale la pena ascender por sus calles con casas de pizarra y ladrillo o piedra y con unas balconadas características que se erigen como arcos encima de las cuestas. En la parte más alta, dicen que es muy buena la Parroquia de la Asunción, de planta hexagonal y un “claustro” exterior circular con 10 columnas. Como todo lo importante en esta zona ¡estaba cerrada!


Pocos kilómetros más adelante, hemos comido en Cadalso de Gata. Cuentan que en la Edad Media en este lugar ahorcaban a los musulmanes que hacían presos después de verlos desde la cercana Almenara y desde el castillo de Santibáñez el Alto. Entre las dos torres se fue formando un poblado al que llamaron Cadalso.

Para acabar, Coria parecía ser mucho más importante. Pero, aunque guarda vestigios importantes de su pasado medieval, tampoco es la octava maravilla. Lo más interesante son sus Murallas, el Castillo, el Palacio de los Duques de Alba y la, por supuesto cerrada, Concatedral de la Asunción. 



Hemos preguntado por el “tonto de Coria” y hemos hecho el ridículo: en realidad se le denomina “el Bobo de Coria”. El Duque de Alba y Marqués de Coria encontró por los andurriales de la zona a algunas personas con deformidades, de escaso talento, pero con una simpatía y gracia por encima de lo normal. Concretamente en Calabazas, una alquería perteneciente a Caminomorisco (las Hurdes) descubrió a un enano llamado Juan Martín Martín, bizco y un tanto deforme que presumía de ser el gracioso de la comarca. El Duque de Alba se interesó por él y se lo llevó hasta su palacio en Coria. Este gracioso hurdano, bautizado con el nombre de su pueblo natal: Juan “Calabacillas”, pronto se hizo famoso en la mansión ducal y hasta en la ciudad de Coria por sus actuaciones humorísticas. Conociéndose posteriormente en la ciudad cauriense como “El Bobo de Coria”. La fama de Calabacillas fue tal, que llegó hasta la misma corte de Felipe IV y el monarca se encaprichó de tal forma del bufón, que el Duque no tuvo más remedio que regalárselo. Calabacillas coincidió en la Corte con Velázquez, Lope de Vega, Quevedo y Góngora entre otros.


08/ Viernes, 16 de julio: EL JERTE Y LA VERA

El Valle del Jerte y la Comarca de la Vera son llamados “la Suiza Extremeña”. Nada que ver, se supone que será un eslogan turístico porque la mayoría de los pueblos suizos son muy atractivos y los de esta zona no. Y si lo son, solo 4 o 5 calles merecen la pena.

El Monasterio de Yuste, en Cuacos de Yuste, fue la última morada del rey Carlos I de España y V de Alemania. Allí pasó el último año y medio de su vida, sin ni tan siquiera hablar un poco de español, y allí falleció el 21 de septiembre de 1558. El emperador dispuso que su alcoba comunicase con la iglesia monacal para poder seguir la Misa, que se daría en alemán, desde la cama. Fue sepultado bajo el altar mayor, pero su hijo Felipe II determinó que sus restos fueran trasladados a El Escorial. Todo lo que se puede ver gira alrededor de dos claustros, uno gótico y otro de estilo plateresco. El monarca, que era Carlos V de Alemania, también era Carlos I de España, pero no hablaba español, aunque debía ser muy políglota ya que el mismo manifestaba que "hablo con Dios en Italiano, con las mujeres en francés, y con mi caballo en alemán".





La devoción de los germanos por el que también fuera su máximo mandatario provocó que muchos quisieran acabaran sus días cerca de él. Así, en 1983 se construyó muy cerca un cementerio de guerra en el que reposan soldados alemanes muertos en España durante las dos grandes guerras.


Dicen que Cuacos de Yuste alberga uno de los conjuntos urbanos más representativos de la arquitectura de la Comarca de la Vera, pero no es más que una Plaza Porticada que sería muy agradable si no fuera porque nos tocó día de mercado y los soportales estaban ocupados.

El pueblo más alejado de la zona es Valverde de la Vera. La arquitectura popular de sus calles muestra unas casas muy curiosas y unas fuentes dignas de ver, pero lo más significativo son el Castillo de los Condes de Nieva de construcción entre los siglos XIII y XIV, y la Iglesia parroquial católica bajo la advocación de Santa María de Fuentes Claras.



Regresamos hacia Jarandilla de la Vera, que tiene fama de ser lo más visitable de la zona. Solo el elegante Castillo de Jarandilla, convertido en Parador Nacional, y la Iglesia de Nuestra Señora de la Torre en la Plaza Mayor merecen la pena.


Garganta de la Olla está considerado, con relativa justicia, uno de los pueblos más hermosos de la zona, debido a su cuidada arquitectura verata, endémica de la Vera: un sistema constructivo que se basa en el entramado de madera en los pisos superiores con las plantas bajas solían construirse en piedra para aislar la vivienda del suelo. En la calle del Chorrillo destaca la Casa de las Muñecas, de color azul, que al parecer sirvió de prostíbulo para el séquito de Carlos I, y hoy es una tienda de productos típicos. Desde luego, un poco de pintas de putiferio sí que tiene. 



A un par de kilómetros del centro, un mirador que lleva el nombre del emperador, permite observar el paraje en el que se halla enclavada la localidad. Aquí tuvo su origen la leyenda de la Serrana de la Vera, una salteadora de caminos a la que la justicia condenó a la horca.


Y ya acercándonos a Cáceres, visitamos Plasencia, el segundo núcleo de población más importante de la provincia cacereña. Callejeando dentro de las murallas, accedemos a las Catedrales (Vieja y Nueva) en donde son esenciales la fachada con su campanario, el claustro, la sala capitular, el retablo mayor y, especialmente, la sillería del coro tallada en nogal con estilo gótico flamígero. Plasencia intramuros está plagada de palacios señoriales, una antigua cárcel, un acueducto y un par de puentes sobre el río Jerte.








Llegando a la capital, nos toca de cerca un incendio forestal que están intentando apagar dos hidroaviones y al menos tres helicópteros en el término municipal de Cañaveral. Avanzó de tal manera y con tal fuerza que fue declarado el nivel 1 de peligrosidad. ¡No parecía para tanto!





09/ Sábado, 17 de julio: CÁCERES

Para retirarnos pronto por una ola de calor insoportable que nos va a llevar a soportar los 40º a lo largo de la jornada, hemos salido temprano para realizar las últimas compras en Cáceres. También nos hemos hecho con unas viandas sencillas de cocinar y nos las hemos preparado en el apartamento. Después, una buena siesta y a preparar la maleta. Mañana nos volvemos a Pamplona.


Por la noche, después de cenar, volvemos a salir para tomar algunas fotografías del centro de Cáceres. Nuestro gozo en un pozo, eran las 10 y media de la noche y no había ningún edificio bien iluminado. Así que a hacer pipí y a la cama.


10/ Domingo, 18 de julio: CÁCERES – SALAMANCA – PAMPLONA

Sobre las 7 menos cuarto de la madrugada ya estamos en ruta. Tras una parada para desayunar, a las 9:30h. estamos a las afueras de Salamanca. Como teníamos mucho tiempo nos damos un garbeo por la capital charra. Por supuesto, además de acercarnos a la Plaza Mayor y almorzar la primera tortilla de patata de todo el viaje (en Extremadura hay mucho producto ibérico exquisito, pero no dan tortilla de patatas en ningún sitio), buscamos, y encontramos, el astronauta de la portada de la catedral y la rana sobre una calavera en la fachada de la Universidad.

La Catedral de Salamanca es una de las más espectaculares de España. La historia que hay tras ella capta la atención de todos y cada uno de los miles de visitantes que recibe día tras día. Te fascina cada detalle que hay en ella, pero sobre todo uno en particular: hay un astronauta esculpido en la fachada. Al construir la Catedral Nueva, entre 1520 y 1733 se pensó en demoler la anterior, pero finalmente se desistió en esta idea. El astronauta es una obra muy posterior. En 1992, el cantero Miguel Romero participaba en la restauración de la fachada, dirigida por el reconocido arquitecto Jerónimo García de Quiñones, que realizó un diseño que seguía la estética que ya presentaba la Catedral, pero añadiendo algunos guiños a la época contemporánea. Una forma de que, en el futuro, también sepan con certeza qué ocurría en nuestros días. Así, se talló el astronauta, que nada tenía que ver con Pedro Duque, aunque tal vez llegue a apropiarse de su paternidad por ser un ministro socialista.


Parece que la rana sobre una calavera en la portada del edificio de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca, el símbolo más icónico de la ciudad, tiene algo que ver con la lujuria, ya que se talló en un tiempo en el que era necesario evitar el peligro de las enfermedades contagiosas. Al estar situada sobre un cráneo, la rana nos recuerda la necesidad de la castidad para evitar el pecado y el contagio, ya que, en caso contrario, nos puede llevar a la muerte.


De Salamanca a Pamplona, casi de un tirón. Solo una parada para comer en un área de servicio de la autopista unas asquerosas albóndigas a precio de angulas y descuidadamente distribuidas: en mi plato había 6 unidades, en el de Iñaki 5. Mal.

Aunque el calor ha podido con nosotros, Extremadura nos ha conquistado. Hemos sido también conquistadores para hacer 3247 kilómetros en un viaje por la España profunda y deshabitada de las Hurdes, por pueblos de típica arquitectura, por reliquias de la antigüedad prehistórica y romana, por castillos y cenobios, y hemos tenido a los morlacos de Jandilla a menos de un metro. ¡No somos descubridores, somos conquistadores!