La blackberry del seleccionador


Transcurría el día 7 de marzo de 1948 cuando nacía en la localidad jienense de Arjona el escritor Juan Eslava Galán. Hijo de un olivarero, pasó por casi todos los centros educativos de Arjona antes de ser enviado a estudiar el bachillerato en Jaen.
O no era un alumno modelo, o los educadores lo trataron mal, ya que su primer libro, “Escuela y prisiones de Vicentito González”, es una crítica feroz al sistema de aquella época. En la Universidad de Granada se licenció en filología inglesa, y tras residir unos años en el Reino Unido, regresó a la ciudad de la Alhambra donde acabó doctorándose y adoctrinando bachilleres.

Con su novela más conocida, “En busca del Unicornio”, obtuvo el premio Planeta en 1987. Ambientada en el siglo XV, la obra narra la expedición imaginaria que al mando de Juan de Olid recorre el continente africano en un intento conseguir un cuerno de unicornio que aumentaría la virilidad del rey de las españas. Entre las innumerables aventuras y cómicas vicisitudes narradas, destaca un episodio en el que logran bautizar a unos cuantos nativos de raza negra. El primero de los convertidos fue un criado de fray Jordi, el cura de la expedición, al que después agasajaron con unos presentes, un gorrillo de lana y una sarta de cristales, y espléndidos manjares. Curiosamente, al día siguiente una multitud de indígenas esperaban a las puertas del campamento para ser bautizados. Parece ser que los regalos obraban el milagro, ya que tras permanecer toda una mañana cristianizando infieles, “corrióse la voz de que a éstos ya no se les daban gorrillos de lana ni sartas de cuentas de colores ni regalo alguno y luego se les pasó la fe se retiraron todos diciendo muy gruesas palabras de enojo en sus lenguas africanas”.


El seleccionar nacional absoluto de baloncesto, Sergio Scariolo, lleva fama de contestar a cuantos mails se le envían. He contactado un par de veces con él. En la primera ocasión le pedía información para adquirir esa pizarra tan rara que utiliza para dirigir los partidos. Desde la propia blackberry del entrenador, en tres o cuatro días recibí todas las instrucciones precisas para comprarla, incluido su nada desdeñable precio de 20 €uros. Dado que los ingresos eran para fines benéficos no dudé en hacerme con una, aunque su utilidad es más bien escasa y más aún cuando ya no dirijo a ningún equipo. 


En la segunda oportunidad le mostraba mi discrepancia sobre los enormes valores que se adjudican al equipo nacional: no puedo soportar que el mayor de los Gasol acuda a jugar en la selección únicamente en las convocatorias que le apetece, aunque lo disfrace con otras cosas, o que el pequeño de los Gasol y su compañero Ricky Rubio miren al suelo cuando suena el himno de nuestro país en un claro gesto de desprecio hacia la enseña roja y amarilla. Mas, la blackberry de Scariolo debía estar estropeada o es lo suficientemente inteligente como para actuar como los negritos de “En busca del Unicornio”. Hace ya más de un año que espero la contestación. Está claro, si no hay gorrillos de lana o cristales de colores, si no hay pizarra en la que gastar un buen dinero, no hay respuesta.