Ausencias bíblicas en los 10 años de Gasol en la selección

Transcurría el siglo VIII a.C. cuando un muchacho llamado Jonás recibía el encargo divino de acudir a la ciudad de Nínive para predicar contra la vileza que se había adueñado de sus habitantes.
Sin embargo, el joven profeta sintió pánico, pues los ninivitas tenían pésima fama entre los israelitas por su enorme maldad. Por ello intentó zafarse de la misión que se le había confiado embarcándose en un barco que navegaba hacia Tarsis, en dirección contraria a la encomendada. Durante la travesía estalló una violenta tormenta que amenazaba con hundir la nave. Viendo la difícil situación en que se encontraban, Jonás tomó una importante decisión: “Agarradme y tiradme al mar, y el mar se os calmará, pues sé que es por mi culpa por lo que os ha sobrevenido esta gran borrasca (Jonás 1, 12)”. Arrojado al agua, inmediatamente se aquietó la violencia marina. Mas el elegido no fue engullido por las olas, sino por una ballena que se lo tragó. Tras pasar tres días y tres noches en el interior de su vientre, el cetáceo vomitó a Jonás en una playa desde la que se dirigió finalmente a la capital de Asiria consiguiendo el perdón de sus habitantes, los ninivitas. Las tradiciones cuentan que Tarsis es el territorio actual de la Península Ibérica y que Jonás fue devuelto por el gran pez en el área que hoy ocupa el Parque Nacional de Souss-Massa en Marruecos.
Los tres días que Jonás permaneció en el interior del animal acuático son comparados con los que Jesucristo permaneció en el Sepulcro antes de su Resurrección. Así lo anunció el propio Jesús cuando fue requerido por algunos escribas y fariseos que le reclamaban una señal: “Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del Hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches (Mateo, 12,40)”.
El 15 de agosto de 2011 Pau Gasol cumplió 10 años y 113 partidos como jugador de la Selección Española de Baloncesto. Para la prensa todo en su carrera es maravilloso y ejemplar, pero olvidan ¿voluntariamente? reseñar sus renuncias a las convocatorias de 2005 y 2010. No había otro motivo que el supuesto cansancio acumulado durante la despiadada temporada en la NBA. La realidad es que la Federación Española de Baloncesto se ha bajado los pantalones permitiendo sus ausencias en el momento que a la figura la ha apetecido fallar. Está claro que el jugador se acerca mucho a lo celestial ya que a sus intermitencias se les pueden aplicar frases del propio Jesucristo cuando anunciaba a los apóstoles su muerte y resurrección: “Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver (Juan 16, 16)”. Incluso, durante el Mundial de 2010 en Turquía se permitió acercarse al torneo para actuar como comentarista de televisión. Es de suponer que su cercana presencia animaba mucho a sus compañeros: “También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar (Juan 16, 22)”. En aquella ocasión, España caía en cuartos al perder por 3 puntos con Serbia. De todas formas, tan fatigado estaba que para recuperarse acudió con su amigo y tenista Rafael Nadal a presenciar in situ la final del Campeonato Mundial de Fútbol que España brillantemente ganaba el domingo 11 de julio de 2010 en la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica. Según las webs que venden billetes de avión, el trayecto entre Madrid y Johannesburgo supone entre 32 y 33 horas de viaje y otras tantas de regreso. Es la forma ideal de recobrar fuerzas en un cuerpo reventado por la dureza de un año en la NBA. Tampoco hay que olvidar que solo un día antes de la gran final futbolera, el sábado 10 de julio de 2010, la escuadra española de Copa Davis en la que debería jugar Nadal, caía eliminada ante Francia por un estrepitoso 3-0. Dadas las circunstancias, en las próximas llamadas de sus respectivas selecciones habrá que preguntarles: “¿Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro? (Mateo 11, 3)”.